| 122 países apoyaron la histórica resolución propuesta por Bolivia El acceso al agua y al saneamiento son derechos humanos esenciales, reconoce la Asamblea General de la ONU  La   Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas (ONU) celebrada   el 28 de julio aprobó la resolución 64/292 “Derecho Humano al Agua y   Saneamiento” presentada por Bolivia con el apoyo mayoritario de 122   países. Ninguna nación votó en contra de la resolución, pero 41 se   abstuvieron. “Los   seres humanos somos esencialmente agua. Alrededor de dos terceras   partes de nuestro organismo están compuestas de agua. Un 75% de nuestro   cerebro está constituido por agua, y el agua es el principal vehículo de   las transmisiones electroquímicas de nuestro organismo”, dijo el   embajador de Bolivia en la ONU Pablo Solón, en la presentación de la   resolución ante la Asamblea General. Solón afirmó que la sangre circula como un enjambre de ríos en el   organismo humano, ayuda a transportar nutrientes y energía y también   aleja de las células los productos de desecho para su excreción. “La   pérdida de un 20% de agua del cuerpo puede causar la muerte. Es posible   sobrevivir varias semanas sin alimento pero no es posible sobrevivir más   de algunos días sin agua. El agua, sin duda alguna, es vida”,   argumentó. El embajador boliviano recordó que el derecho a la salud fue   originalmente reconocido en 1946 por la Organización Mundial de la   Salud. En 1948, la Declaración Universal de los Derechos Humanos declaró   entre otros el “derecho a la vida”, el “derecho a la educación” y el   “derecho al trabajo”. En 1966 se avanzó en el Pacto Internacional de   Derechos Económicos Sociales y Culturales con el reconocimiento entre   varios otros del “derecho a la seguridad social”, y “el derecho a un   nivel de vida adecuado”, que incluye una alimentación, vestido y   vivienda adecuados. Sin embargo, subrayó Solón, el “derecho humano al agua” no ha sido   reconocido plenamente pese a que varios instrumentos internacionales se   refieren a él, tales como la Convención sobre la Eliminación de todas   las Formas de Discriminación Racial, la Convención sobre la Eliminación   de todas las Formas de Discriminación contra la Mujer, la Convención   sobre los Derechos del Niño y la Convención sobre los Derechos de las   Personas con Discapacidad. Con esos antecedentes, el representante de Bolivia y sus   copatrocinadores propusieron una resolución que reconozca el derecho   humano al agua y al saneamiento, en momentos en los cuales las   enfermedades provocadas por falta de agua potable y saneamiento provocan   más muertes que las guerras. El representante Permanente del Estado Plurinacional de Bolivia   recordó que a nivel mundial, aproximadamente una de cada ocho personas   no tiene agua potable. La situación de la falta de saneamiento es aún   mucho peor porque afecta a 2600 millones de personas que equivalen a un   40% de la población mundial. Citando investigaciones oficiales de la ONU, Solón dijo que cada año   mueren más de tres millones y medio de personas por enfermedades   transmitidas por agua contaminada. La gran mayoría de enfermedades en el   mundo es causada por materia fecal. La diarrea es la segunda causa más   importante de muertes de niños por debajo de los cinco años. Además, la   falta de acceso a agua potable mata más niños que el SIDA, la malaria y   la viruela juntos. Según el reporte 2009 de la Organización Mundial de la Salud y de   UNICEF que lleva por título “Diarrea: Porqué los niños siguen muriendo y   que se puede hacer”, cada día, 24 mil niños mueren en los países en   desarrollo por causas que se pueden prevenir como la diarrea producto de   agua contaminada. Esto significa que muere un niño cada tres segundos. Según el Informe de una experta Independiente sobre saneamiento   contratada por la ONU, “el saneamiento, más que muchos otras cuestiones   de derechos humanos, evoca el concepto de la dignidad humana; se debe   considerar la vulnerabilidad y la vergüenza que tantas personas   experimentan cada día cuando, una vez más, se ven obligadas a defecar al   aire libre, en un cubo o una bolsa de plástico. Es lo indigno de esta   situación lo que causa vergüenza.” Por todo eso, Solón puso a consideración del plenario de la Asamblea   General la histórica resolución con el patrocinio de los representantes   de Angola, Antigua y Barbuda, Arabia Saudita, Azerbaijan, Bahrein,   Bangladesh, Benin, Eritrea, el Estado Plurinational de Bolivia, Burkina   Faso, Burundi, Congo, Cuba,Dominica, Ecuador, El Salvador, Fiji,   Georgia, Guinea, Haití, Islas Salomón, Madagascar, Maldivas, Mauricio,   Nicaragua, Nigeria, Paraguay, República Centroafricana, República   Dominicana, Samoa, San Vicente y las Granadinas, Santa Lucía, Serbia,   Seychelles, Sri Lanka, Timor-Leste, Tuvalu, Uruguay, Vanuatu, la   República Bolivariana de Venezuela, y Yemen. La resolución propuesta por Bolivia reafirma que el derecho al agua   potable y al saneamiento son derechos humanos esenciales para el   disfrute pleno de la vida, y son elementos o componentes principales de   otros derechos como “el derecho a un nivel de vida adecuado”. En ese   sentido, los derechos al agua potable y al saneamiento deben ser   reconocidos como derechos independientes. Solón reflexionó que los derechos humanos no nacieron como conceptos   totalmente desarrollados sino que fueron fruto de una construcción dada   por la realidad y la experiencia. Por ejemplo, el derecho humano a la   educación y al trabajo reconocidos en la Declaración Universal de los   Derechos Humanos se fueron construyendo y precisando en el tiempo con el   Pacto Internacional sobre Derechos Económicos, Sociales y Culturales y   en otros instrumentos internacionales tales como la Declaración sobre   los Derechos de los Pueblos Indígenas. Lo mismo ocurrirá con el derecho   humano al agua y al saneamiento. Tras la exposición de argumentos de Solón, la Asamblea General adoptó   la resolución que reconoce el derecho al agua potable y al saneamiento   como derechos humanos esenciales, con el apoyo de 122 países y sin   ningún voto en contra. Se abstuvieron de apoyar la resolución los representantes de Armenia,   Australia, Austria, Bosnia, Botswana, Bulgaria, Canadá, Croacia,   Cyprus, República Checa, Dinamarca, Estonia, Etiopía, Grecia, Guyana,   Iceland, Irlanda, Israel, Japón, Kazakhstan, Kenya, Latvia, Lesotho,   Lituania, Luxemburgo, Malta, Netherlands, Nueva Zelanda, Polonia,   República de Corea, República de Moldova, Rumania, Eslovaquia, Sweden,   Trinidad y Tobago, Turquía, Ucrania, Reino Unido, Tanzania, Estados   Unidos, Zambia.  (Fuente: Bolpress) 
 
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