VENTANA AL MUNDO

Noam Chomski - Ecologismo: una fuerza política

 

Por María Amparo Lasso

-¿Están los temas ambientales perdiendo fuerza en el debate público contemporáneo?

"Yo no diría que están perdiendo fuerza, sino que están siendo reconstituidos. Muchos temas ambientales no se abordan. Otros son utilizados como instrumentos de propaganda o afrontados en formas específicas -como la destrucción de la capa de ozono- que pudieran incidentalmente beneficiar a la población general, pero que responden cada vez más a las necesidades de las propias instituciones de poder".

-Hay quienes sostienen que el discurso ambiental es tramposo. Como dice Eduardo Galeano: sirve para que los organismos financieros internacionales se pongan su careta verde.

"Los temas ambientales son muy reales y las instituciones financieras internacionales saben que no pueden ser suprimidos. La propia estructura de estos organismos -principalmente los inversionistas ricos y las corporaciones privadas- podría ser afectada si estos temas no se abordan. Así es que de alguna manera tendrán que debatir en gran escala o se llegará al descontento popular".

-¿Cree que la perspectiva ambiental puede servir para enfrentar lo que muchos llaman la crisis epistemológica o civilizatoria actual?

"No soy un gran entusiasta de las tesis totalizantes. No creo que haya una crisis epistemológica, pues se trata del tipo de problemas que siempre han existido, aunque toman nuevas formas en períodos nuevos. La crisis ambiental es mucho más severa que hace 200 años, por razones de escala, etcétera. Nadie comprende realmente el problema del calentamiento global, pero en un futuro no lejano es posible que suceda algo muy serio para la vida humana. Por eso los temas ambientales deben abordarse caso por caso, para calcular su relevancia. Por ejemplo, la escasez de agua es un problema muy serio en Centroamérica, relacionado con la deforestación y el uso inadecuado de la tierra. Sin embargo, estos asuntos no son sólo ambientales: si los campesinos no tienen una forma de sobrevivir, pueden verse forzados a realizar actos de destrucción ambiental -como el corte de árboles- pero las razones por las que no pueden sobrevivir no son sólo ambientales, sino también socioeconómicas, tienen que ver con el poder y la violencia".

-Así lo entienden muchos grupos ambientalistas en el mundo. ¿Es una fuerza política el ecologismo?

"La ecología puede ser una fuerza política significativa, dentro de un marco más amplio, de análisis social y político y de proyectos de cambio. No es una fuerza en sí misma, pero las consideraciones ecológicas son consideraciones humanas y tienen que entrar en cualquier discusión razonable de lo que queremos que el mundo sea. Los más sofisticados e importantes grupos ecologistas están muy conscientes de esto".

-En la ciencia contemporánea, existe la Escuela de Economía Ecológica. Economistas -como Herman Daly- proponen una perspectiva ecológica en la economía. ¿Qué piensa usted de eso?

-"Conozco el trabajo de Daly, creo que se le debería considerar seriamente. Esa escuela tiene mucho que decir sobre las distorsiones existentes en la economía, como el proteccionismo -que tiende a hacer aparentar eficiente el comercio, pasando por alto los costos ecológicos impuestos a las generaciones futuras que no "votan" en el mercado- y otras llamadas "externalidades". El petróleo es un buen ejemplo: buena parte del presupuesto del Pentágono se dedicó a asegurar el flujo del crudo de Medio Oriente".

-¿Cree que hay razones para celebrar la globalización?

"Debemos ser cautos en torno a la globalización. Es cierto que un gran componente de la economía internacional está en manos de unas pocas transnacionales. Unas estructuras privadas totalitarias, tiránicas, que no rinden cuentas. Este control centralizado tiene graves efectos en nuestra vida política y cultural. Pero no es menos cierto que las transnacionales no son realmente globales, sino corporaciones nacionales, que se erigen gracias al poder del Estado. En Estados Unidos, el 50 por ciento de lo que se llama comercio no es comercio: son transacciones comerciales intracorporaciones. Si la Ford Motor Company envía partes de Indiana a Illinois y luego las trae de vuelta a Indiana, tras ser ensambladas, no se considera comercio. Pero si hace lo mismo entre Indiana y el norte de México, eso sí se llama comercio. En ambos casos se trata, sin embargo, de movimientos internos de la compañía. La ideología de mercado tiene un doble filo: subsidio y protección del Estado para los ricos, disciplina de mercado para los pobres".

-¿Hay una alta dosis de mistificación del proceso de globalización?

"La mistificación es tremenda. Uno de los más grandes mitos es el de que el libre comercio ha sido el motor del desarrollo. La mayoría de las sociedades industriales se ha vuelto más proteccionista en las últimas décadas, y eso ha duplicado el abismo con el Tercer Mundo. Los mal llamados "conservadores" en Estados Unidos saben que el Pentágono ha sido el principal mecanismo para transferir fondos públicos a la industria de alta tecnología. Ellos no quieren debilitar al Estado, sólo quieren cortar partes de su función que sirven a la población: salud, educación, etc. La idea de que los economistas entienden cómo funciona el desarrollo, también es un mito. Si hay pasión es por razones de poder. Es muy claro -por la experiencia de siglos- que los grupos que diseñan los grandes proyectos de ingeniería social, como el neoliberalismo, obtienen los beneficios. El éxito es para ellos, el sufrimiento para los pueblos."

 

 

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